viernes, 22 de enero de 2016

Días poco productivos

Me gusta leer antes de dormir, aunque normalmente no tardo en caer rendida. Antes de apagar el móvil, pongo la alarma para despertarme temprano. A las 8:30, a las 8:35... a las 9:00. Lo curioso es que la mayoría de los días acabo levantándome sobre las 10. Odio eso, siento que he perdido tiempo. 

Me visto, me lavo la cara. Bajo a desayunar. La cocina, como de costumbre, está algo sucia. Así que me pongo a lavar los platos de la noche anterior, limpio las encimeras, barro. Pero resulta que, ya que he cogido la escoba, voy a barrer también el salón porque hay mucha broza, sobre todo debajo de la mesa, que está llena de migas de pan. 

Cuando subo para, por fin, ponerme a estudiar inglés, son ya más de las 11. Abro los libros. El tiempo se pasa volando, casi no me da tiempo a pasar las páginas. A las 13, ya le doy a mamá el primer aviso para que empiece a hacer la comida. Para ese momento me acuerdo de que aún no he hecho mi cama, así que voy a hacerla. Ya de paso, tengo que ordenar también un poco la planta de arriba. 

A las 14, mamá aún no ha empezado a hacer la comida. Yo ya estoy muerta de hambre, así que bajo a avisarla otra vez, y a picotear algo. Me quedo en la cocina ayudando a mamá. No dejo de fregar cacharros que se van ensuciando mientras ella prepara una cosa y otra. A las 15, pongo la mesa, con un poco de suerte comenzamos a comer antes de las 15.30. Hasta entonces, aprovecho para limpiar la caja de arena de los gatos y echarles su pienso. Normalmente, a las 16 he acabado de comer. Me subo otra vez al salón de arriba, con la esperanza de leer un poco, escribir algo en el blog, seguir estudiando otro poco de inglés, ver una serie... Me da cosa porque he dejado la mesa sin recoger y los platos sin fregar, y le dejo todo el trabajo a mamá, que está mala, pero es que el tiempo del día se me empieza a agotar.

Cuando casi no me he sentado, me tengo que levantar otra vez para acicalarme un poco e irme a la academia. Me gusta ir a la academia de inglés porque se me da bien y aprendo mucho. Cuando vuelvo, sin perder el tiempo me pongo a hacer ejercicio. Normalmente no hago más de 40 minutos, creo que está bien para mí. Me voy a la ducha, intento ducharme en menos de 5 minutos, me echo mis cremas del cuerpo... y ya ha llegado la hora de cenar, así que bajo otra vez a la cocina y miro la nevera para ver qué ceno. Mientras preparo algo, lo ceno y vuelvo a fregar todo lo que he ensuciado, han llegado las 10.30. Ahora tengo que socializar un poco, hablar con mi novio que hace una semana que no veo, y de paso seguimos practicando juntos un poco de inglés. Hablamos durante una hora, pero casi a las 12 encuentro el momento de ir a la cama. 

Me lavo los dientes y me acuesto. Voy a leer un poco, porque al final no leí nada después de comer. Pero no quiero dormirme muy tarde para dormir las horas necesarias por la noche. Leo un par de capítulos y cierro el libro.

En la oscuridad me vuelvo a desvelar un poco y me paro a pensar. ¿Qué carajo he hecho en todo el día? A parte de estudiar un poco de inglés, hacer ejercicio y limpiar, limpiar y limpiar, ¡nada más! No me da tiempo a hacer más, no tengo tiempo físico. ¿Cómo lo hacen las madres? 

Mi día a día es así, no hago otra cosa, porque no tengo tiempo de hacer nada más. Siento que soy muy poco productiva. Necesito cambiar algo en mi vida ¡ya!

No hay comentarios:

Publicar un comentario